Algunas de las mujeres que conozco están muy
conscientes de lo que supone en la familia tener violencia doméstica incrustada
en lo más profundo de sus bases, por lo que reconocen con agrado la información
referente a la leyes específicas contra el maltrato a la mujer y se sorprenden
de todos los tipos de violencia que contemplan; para efectos de éste artículo es
necesario mencionar las 21 formas de violencia hacia el género femenino
descritos en algunas de las leyes vinculadas: En primer lugar está la violencia
psicológica, acoso u hostigamiento, amenaza, violencia física, violencia
doméstica, violencia sexual, acceso carnal o violento, prostitución forzada, esclavitud
sexual, acoso sexual, violencia laboral, violencia patrimonial o económica,
violencia obstétrica, esterilización forzada, violencia mediática, violencia institucional,
violencia simbólica, tráfico de mujeres niñas y adolescentes, trata de mujeres
niñas y adolescentes, el feminicidio y, por último la inducción o ayuda al
suicidio, todas muy bien establecidas y por su parte yo diría que bien merecida
ayuda, a juzgar por lo que las féminas han padecido durante 2 siglos de reinado
patriarcal. Sin embargo; es necesario establecer además algunas sugerencias no
previstas en las leyes que también son importantes a la hora de vislumbrar
matrices de opinión, o bien, meter un@ la lengua en este tipo de temas. ¿Qué
pasa con la violencia que ejercen las mujeres hacia sus congéneres?, o es que
acaso la única violencia sancionable es la ejercida por los hombres hacia las
féminas, estoy en completo acuerdo con que ellas deben tener una ley que las
proteja, considerando que más del 95% de los casos de violencia doméstica
reportados ellas resultan ser las víctimas, pero está claro que existen otros
tipos más sutiles de violencia, si es que este término acaso existe, y ustedes
se preguntarán ¿cuáles podrían ser?.
Pues a este respecto me parece que debo traer a colación un tema que raya en las ciencias sociales y que la mayoría de nosotros no le damos importancia o, mejor dicho, no consideramos que pueda ejercer algún tipo de violencia contra las personas, este no es otro que el CHISME y las prácticas muy elaboradas de desprestigio con las cuales algunas representantes del genero se arman para alcanzar lo que suponen es el vehículo de ascenso en los niveles de estima que pretenden inspirar. Puede que parezca risible, pero según leí en una publicación científica de una Dra. Mejicana llamada Verónica Vásquez García que el chisme ha sido estudiado por multiples ciencias, entre éstas la sociología, la psicología, la antropología, la historia, la lingüística y la filosofía; por tanto, es obvio que un fenómeno estudiado por tantas ciencias no puede ser si no de mucha importancia. En el caso de las mujeres, es evidente que existe una relación entre el chisme y la violencia de género lo que provoca entonces varios fenómenos o bien conductas en ellas, por ejemplo: el temor que sienten hacia el chisme provoca que dejen de hacer cosas en su vida porque consideran pueden malinterpretarse, imponiendo límites da su empoderamiento como individuo social de derecho, por su parte los y las adolescentes ven en el chisme como una forma de violencia psicológica destinada a dañar la reputación de alguien, un sentimiento expresado con más frecuencia en el caso de las mujeres que de los hombres, debido a la doble moral que rige la sexualidad femenina.
Sin ánimos de hacer de este ensayo un artículo científico, resulta claramente interesante sumergirse en este tema tan esclarecedor del comportamiento femenino, y de cómo las mujeres utilizan esta poderosa arma para controlar o protegerse de sus congéneres de forma tal que en algunos casos es casi un arte muy bien llevado por las más experimentadas.
Las mujeres entonces deben tener cuidado de no ser muy independientes en los países latinoamericanos, porque corren el riesgo de ser calificadas como extrañas, golfas, produciendo el pensamiento en otras como por ejemplo "seguro que vive sola para hacer urgías", o "lo más probable es que tenga problemas de socialización". Si por el contrario permanecen solteras después de cumplir los treinta años, es culpa de sus altos estándares de exigencia en relación a los hombres que desean encontrar, y no dudo que exista alguna que otra con ese pensamiento; sin embargo, no es la generalidad, por lo que la sociedad impone unos estándares que ellas deben cumplir, y quien se salga del formato establecido empieza a ser atacado con las armas antes mencionadas. Finalmente, nos encontramos con mujeres inseguras, que se culpabilizan constantemente por no cumplir a cabalidad con los estándares preestablecidos o simplemente y su vez trasmisoras de prejuicios impuestos que ni ellas mismas comprenden.
Son tantos los complejos de esta sociedad enferma de pareceres de mostrar lo que no es, que caemos todos en falsos patrones sin saberlo controlan nuestras vidas, en principio moldeando nuestro pensamiento, luego nuestras decisiones de lo que debería de ser, finalmente no diferenciamos nuestros verdaderos pensamientos del colectivo en el que estamos inmersos, por tanto si descubrimos que nosotros no estamos de acuerdo o bien simplemente no queremos seguir esos patrones sino más bien vivir de forma diferente a lo impuesto, nos culpamos y tratamos por todos los medios de amoldarnos a ellos, sin considerar al menos un poco que quizás, nadie calza de forma justa en ellos.
Me hacia una pregunta el otro día, ¡tú me vas a perdonar! pero, porqué estamos tan pendientes de la vida de las mujeres, porqué necesitamos vetar o cuartar toda iniciativa de independencia sexual, parental, decisiones de tener o no hijos, etiquetarlas como zurronas si están disfrutando de tragos en un lugar público más frecuentado por hombres, decidir por ellas el peso que deben tener sus cuerpo, la forma y tamaño de sus proporciones, las rutinas diarias que tienen que hacer, exigirles ser más responsables con los quehaceres del hogar que a los hombres, ojo, que a estos últimos también los hemos encasillado en algunos que otros roles injustos y extenuantes.
Definitivamente el mundo de las mujeres es muy complejo y está lleno de códigos extraños, falsa moral, prohibiciones y etiquetas que ellas mismas lamentablemente reproducen generación tras generación inconscientemente buscando ser aceptadas (vivir para otros), como algo que deben aprender para sobrevivir en esta sociedad tan enferma de pareceres.